jueves, 24 de diciembre de 2015

Mi experiencia comprando en Honto.jp

Buenas y santas y muchas tantas.
 
Hoy me sentía con la potestad de poder hacer una buena reseña de mi experiencia comprando en Honto.
 
 
Bueno primero que todo, el que me conoce sabrá que siempre compré en cdjapan desde que inicié con el mundo de las compras por internet.  Es una buena plataforma, los precios son decentes comprado con Amazon.jp y siempre mis paquetes llegaron, excepto uno que fue cuando me dio por pedir como 500 mangas (exagero) en pedidos diferentes y pues era lógico que se me perdiera alguno (;_; ¡¡Yozora no sumiko de ven con mamá!!).
 
Gracias a 9th avenue, creo que algunos la conoceran por su traducción de No.6 al inglés, conocí Honto hace más de un año. Me pareció interesante la plataforma más que todo porque los catalogos que tienen están muchísimo mejores surtidos que los de cdjapan, en cuestiones de manga, anime y música, porque en Honto no hay goods.
 
Yo me dije, vale pues si ella lo recomienda, debe ser bueno. Mi primer impedimento para esta página era que no estaba en inglés como Cdjapan. Me tomó un poco de tiempo acostumbrarme y después de ello llegó el siguiente problema que fue registrarme. Yo ya había creado una cuenta desde hacía mucho rato, pero nunca supe cómo meterle la dirección de envios debido a que siempre me pedía un télefono y dirección japonesa. Como es obvio, desconfié de que mis paquetes fueran a llegar a esa dirección en vez de mi casa, pero veo que mis preocupaciones fueron en vano y de paso, perdí mucho dinero por el camino.
 
¿Cuáles fueron mis razones para cambiarme a Honto?
 
Principalmente los metodos de pago, quitando el punto de los catalogos que ya lo había dicho (bendito sea el catalogo de e-books de Honto ¡¡¡¡es lo mejor!!!!). En cdjapan te obligan a tener tarjeta de crédito, debido a problemas con mi madre (sí, ella era la dueña de la tarjeta) me prohibió rotundamente utilizar la tarjeta de crédito, así que tomé la de débito con la que ya había podido comprobar que se podía comprar e intenté comprar y nunca me autorizó mi compra, aun cuando yo ya había comprado con esa tarjeta veces antes en la misma plataforma.
 
Ya le había metido el dinero a la tarjeta y no iba a perder mis compras por culpa de eso, así que hice una busqueda de algún tutorial de compras en Honto y arreglé mis problemas con el registro. Esa fue la mejor decisión que pude tomar en mi vida, porque CUANTOS AÑOS DESPERDICIADOS COMPRANDO EN CDJAPAN, señores, Cdjapan tiene precios competentes pero no optimos, uno tiene que hacer malabares para no pasarse de los dos kilos porque sabes que pasas de 800 o 1000 yenes  a 2000 yenes de sólo envio.
 
Yo al comienzo no sabía cuanto cobrara Honto en envio porque en ningún lado me habían dicho, así que estaba desconfiada. En especial porque ya tenía experiencia comprando en Comicomi Studio y me sentí seriamente robada. Esperaba lo peor, cuando llego y veo que por 2 mangas, señores lean bien, los que ya han comprado en internet saben que lo que voy a decir es para caerse de espaldas, por dos mangas el envio me salió por 500 yenes, por 1 solo manga me salió en ¡300 YENES! así que a penas vi mi factura me puse como loca y pedí 2 paquetes más, al final terminé pidiendo 4 paquetes. Que si hubiese comprado en Cdjapan seguramente me habrían salido por 80 dolares más o menos, si no es que más.
 
Ese es otro punto que le doy a Honto que no tiene Cdjapan y es que cobran en yenes. Cuando vi que seis mangas me salieron por 80 000 pesos colombianos, casi me da un infarto yo no me lo podía creer y luego fue que me di cuenta que me cobraron los pedidos en yenes y no en dólares.  No saben el favor que le hacen a su economía con eso, en ese momento cuando compré, el yen estaba a 23 pesos colombianos, mientras que el dolares estaba a 3100 COP, claro la diferencia era tan grande como el cielo y la tierra, porque mientras un manga en Cdjapan me costaba  entre 38 000 COP a 46 000 COP, en Honto me salió cada manga al rededor de 18 000 COP a 22 000 COP, la diferencia es increíble.
 
Eso me terminó de comprar, luego llegó el otro punto a su favor, el catalogo e-book. En Cdjapan tienen una selección pobre, es que lo digo sin pesar, muy pobre y a la final uno no termina muy convencido que digamos para comprar allí. Pero en Honto básicamente todo lo que quieras tener en físico, lo encuentras en e-book y eso te ahorra la vida entera. En especial si te gustan las revistas de manga que sólo sabrá el que compra que por el peso cuesta bastante traerlas, cuando vi que estaban las revistas en e-book, ya me casé definitivamente. Así que compré 2 revistas Cab y fui infinitamente feliz porque no salieron caras.
 
Y otro punto a favor que tienen son las promociones. Cada dos semanas aproximadamente salen promociones de mangas a 0 yenes, si señores, no me lo estoy inventando a 0 yenes. Te dan la posibilidad de escoger entre una lista de mangas especial, cuales quieres descargar para leerlas gratis durante 2 semanas, ya luego no puedes volver a descargarlos. Eso me pareció fenomenal, en Cdjapan nunca pasa eso.
 
Bueno ya después de todas las flores que le eché, falta el punto no diría precisamente negativo, pero sí incómodo: el envio. Yo había pedido 4 paquetes, los primeros dos llegaron supremamente rápido a las dos semanas y media -yo es que no podía creerlo- pero los otros dos paquetes, una vez pasado el mes que yo los dí por perdidos y en ese momento me di cuenta que no sabía el correo de servicio al cliente de  Honto, no tenía cómo contactarlos. Cuando ya pasó el mes y medio supe que no había esperanza de que llegaran, pero no, hoy 24 de diciembre, mi regalo fue que llegaron los mangas. Por eso es que me decidí a hacer el post, porque ya puedo hacer un review bien.
 
Por culpa de esto no puedo decir si el servicio de envio es malo o no lo es, o si tuvo un mejor servicio los primeros paquetes porque fue mi primer envio, no lo sé. Lo cierto es que los paquetes que me llegaron hoy, el empaque si llegó magullado, los primeros paquetes llegaron en perfecto estado. A pesar del sobre magullado, los mangas están perfectos, están muy bien empacados (tienes 3 paquetes, el sobre, el plastico de burbujas y un papel transparente), pero vienen dentro de un sobre de cartón y eso no te da mucha confianza. 
Foto:
 
 
 
Mi conclusión es que si quieres comprar mucho, evitar que sean demasiados paquetes y definitivamente que se pasen a comprar a Honto.
 
 

martes, 22 de diciembre de 2015

[Con tan sólo un paso] Capítulo 17 - Tú


17

Perséfone


 

«Tú»

 

Lo primero que escuchó entre su dormitar fue el sonido de unas ollas cayendo. Se levantó rápidamente del sofá y se fue corriendo a la cocina. Lo que encontró le dejó espantado, su madre yacía en el suelo. Se agachó a su lado y le tocó el rostro suavemente.

 

— ¡¿Qué pasó, mamá?!

 

No recibió ninguna respuesta aparte de unos jadeos que evidenciaban que en ese momento su madre no podía respirar. La alzó con cuidado y la llevó al sofá, al momento de moverla ella quedó inconsciente. El estado de pánico se intensificó, no sabía qué hacer. Al reincorporarse en la cordura, llamó a la ambulancia y quedó a la espera de su llegada.

 

Después de veinte minutos, a su puerta llegaron los camilleros y paramédicos. Cuando entraron le pidieron explicaciones respecto al episodio y la información que dio no dijo mucho, así que recurrió a explicar el historial médico de su madre. Los paramédicos evaluaron la situación y siguieron el procedimiento de rutina, los camilleros la subieron a la camilla y se la llevaron.

 

Mientras eso sucedía, Thom alistaba todos los documentos que necesitarían en el hospital y se encaminó junto con su madre al interior de la ambulancia. Los procedimientos dentro de la misma no fueron complicados debido a que no estaban equipados para toda clase de eventos. En ese momento sólo quedaba rezar.

 

En cuanto llegaron al hospital, se quedó limitado hasta la entrada de urgencias porque no tenía más potestad de entrar. Metieron a su madre a una sala para estabilizarle los signos vitales y minutos más tarde fue llamado por una enfermera que estaba tomando todos los datos de la recién ingresada.

 

Le pidieron el historial médico y luego de unos treinta minutos, se quedó sentado en la sala de espera. Estaba aterrorizado de perder a su madre, era lo único que tenía y su razón para luchar. En la única persona que pudo pensar en ese momento, fue en Damien; necesitaba apoyo y no era que no confiara en Dylan o en Enzo, pero su mejor amigo estaba por encima de cualquier otro.

 

Tomó su celular y lo llamó.

 

— ¿Diga?

— Damien, hola.

— ¿Pasó algo?

— Mi mamá…está, está hospitalizada.

— ¡Qué! ¿Dónde están? Me voy ya para allá.

 

Thom le especificó la dirección del hospital y Damien se quedó un rato pidiéndole explicaciones. Estaba sintiendo como su nariz y sus ojos ardían por las ganas de llorar y decidió colgarle a su amigo. Tapó sus ojos con las manos y respiró profundamente para evitar hacerlo.

 

 

Pasaron dos horas hasta la llegada de Damien, corrió a abrazarlo y ese contacto le devolvió parte de su alma. La fuerza del abrazo le hizo sentirse más seguro y de alguna manera, trasmitió toda la tranquilidad que necesitaba.

 

— ¿Qué fue lo que pasó?

— No lo sé..., me desperté y ella estaba en el piso de la cocina.

— ¿Y los médicos qué han dicho?

— Están haciéndole los exámenes, pero con el diagnostico con el que entró fue el de un ataque cardiaco.

 

Damien pasó el brazo encima del hombro, lo estrechó fuertemente. Siguieron hablando de temas menos escabrosos, pero eso no dispersó completamente la ansiedad insana con la que seguía esperando alguna respuesta con respecto al episodio de su madre.

 

Cuando ya eran las nueve de la noche, un médico lo buscó en la sala de espera y lo hizo entrar. Le siguió al consultorio, le sentó al frente del escritorio y espero a recibir alguna contestación. Intentó leer a través de las facciones impasibles si había una noticia que anunciase alguna desgracia, pero no había ningún cabo suelto que le diera entender eso.

 

— Efectivamente su madre tuvo un ataque cardiaco, y como bien podrá usted saber fue a causa de la diabetes. Estuvimos haciendo unos análisis y descubrimos que la enfermedad ha empeorado por un mal tratamiento que se le ha venido haciendo.

— ¡¿Pero por qué?! Yo le he estado dando los medicamentos que le formularon.

— ¿Hace cuánto fue que se los formularon?

— Hace cuatro meses.

— ¿Y no le han hecho ningún control desde ese momento?

— Hace dos meses pero nos dijeron que no había nada diferente.

— Pues creo que debería haber cambiado de médico. En este momento lo que ella está tomando no le está sirviendo de nada para controlar la enfermedad.

— Bueno mientras…, mientras actualicen la fórmula me comprometo que siga el tratamiento.

— Ahora la situación es que ella está muy delicada, probablemente deba quedarse una semana en observación y tomará un poco más de tiempo que se le pueda dar de alta.

 

Toda la conversación no había tenido un tono amable, pero ésta última declaración sí lo afectó a más de lo que pensó. Apretó sus manos, una contra la otra, y se quedó callado durante un largo tiempo porque no sabía qué decir.

 

— Entiendo que esto sea duro para usted, y también quiero que sepan que es un milagro que su mamá siga con vida. 

— ¿Será que puedo verla?

— Tal vez mañana, ahora está bajo los efectos del tratamiento y está dormida. Le recomiendo que vaya para su casa por esta noche y vuelva temprano, no creo que se presenten ningún problema que lo requiera a usted aquí.

 

Las palabras de despedida del médico no fueron más agradables que el resto de la conversación, y el sentirse echado el lugar tampoco era algo mejor. Era más que obvio que no iba irse a su casa, no podría regresar a ese lugar sin que su madre estuviera con él. Cuando llegó a la sala de espera, Damien le estaba aguardando con un café caliente.

 

— ¿Qué sucedió?

— Dijo que el tratamiento que en este momento tenía para controlar la diabetes no estaba sirviendo y que había tenido un ataque cardíaco. Va a durar una semana en observación y que es un milagro que siga viva.

 

Con cada noticia las palabras se difuminaban en el aire y con ello su voluntad. Thom perdió toda la fuerza y las extremidades languidecieron. Realmente su madre pudo haber muerto por negligencia médica o por su propia incapacidad para poder darle una mejor calidad de vida. Se había dicho muchas veces que tenía que pasar en alguna universidad, pero era la hora en la que cada semestre llenaba formularios que nunca llegaban a su destino.

 

¿Realmente esa era la vida que quería? ¿Podría decirse que todo lo que estaban haciendo valía la pena? Lo que recolectaron de su concierto, a duras penas cubrió los gastos. El proyecto de la disquera iba más lento de lo que se imaginaba. En ese momento las dudas eran alfileres que eran cuidadosamente puestos a su alrededor para que en un movimiento en falso se clavaran en su voluntad.

 

— No importa que tan costoso sea el tratamiento, nosotros te ayudaremos a pagarlo.

 

Alzó la vista para ver la expresión apacible de Damien. No había duda en sus palabras, ese apoyo proporcionaba el alivio inmediato a muchas de sus inquietudes, pero no a todas. Había pensamientos profundos que sólo le correspondían a Thom, un eterno problema con su futuro y con lo que realmente sentía que debía hacer.

 

— Gracias.

— Hoy no podremos ver a tu madre ¿Verdad?

— No…

— Deberíamos irnos a casa y descansar un poco.

— ¿Cómo crees que vamos a ir allá? Tengo que quedarme y aguardar por ella.

— Thom, escúchame, tienes que traerle los pijamas, toallas y cosas de aseo. Si la van a hospitalizar necesitara que tenga todas sus pertenecías.

 

No había pensado en eso, era solo que la idea de dejarla sola le destrozaba por dentro. Pasara lo que pasara, quería estar allí para ser el primero en enterarse.

 

— Podrías ir tú al apartamento y traer sus cosas.

— Thom, lo entiendo, pero vamos un rato a casa y ya regresamos. Llevas todo el día aquí, necesitas un descanso.

— Te lo pido, no me hagas irme de aquí.

 

Las palabras se organizaban como una súplica, pero el tono era imperativo. No estaba en discusión su decisión. Era imposible moverse de allí. Sacó de sus bolsillos las llaves y se las entregó a Damien. Una palmada en el brazo fue la señal para que pudiera partir. En ese largo pasillo, la figura de Damien se iba difuminando hasta llegar a la entrada.

 

Iba a ser una larga noche.

 

 

 

Al día siguiente, quienes lo fueron a visitar fueron Dylan y Enzo. Como era de esperarse Damien los llamó y les pidió que trataran de convencerlo de que fuera a la casa. La reacción al ver sus caras fue de consternación, no quería que sus amigos dejaran sus actividades por el problema de su madre. No quería sonar estúpido, pero creía que era algo de lo que sólo podía encargarse él.

 

Entre todos los días que había visto a la pareja, ese fue el día en el que más notable se hizo que entre Enzo y Dylan había pasado algo, algo grave. Enzo tenía ensombrecido un cachete y los ojos irritados, mientras que Dylan tenía unas ojeras y los ojos rojos, como si hubiese llorado mucho. Ese estado después de un rato, pudo intuir que no era por lo ocurrido a su madre.

 

No se sentía capaz de preguntar, agregando al caso porque estaba en su drama personal. La amabilidad con la que le manifestaron su apoyo fue reconfortante. Dejando las diferencias de lado, Enzo y Dylan estuvieron todo el tiempo con él y no fue sino hasta las cuatro de la tarde que les dieron permiso para entrar a visitar a Franzeska.

 

Ni toda la preparación de ese día y medio, le dejó listo para ver a su mamá. La palidez de su rostro, los ojos notablemente afectados, la incapacidad de hablar, y lo más impresionante de todo, la cantidad de aparatos que se esforzaban por mantenerla viva. No quería llorar, pero fue inevitable; huyó de atacarse desmedidamente, pero incluso tuvo que voltear el rostro durante unos instantes para quitar un poco la imagen de su débil progenitora.

 

— Le ha costado más de lo que creímos reponerse a los medicamentos que le dimos ayer, hoy ya ha almorzado por su cuenta sin necesidad de depender del suero. Igual, sigue muy débil y no puede hablar mucho.

— Doctor ¿Va a salir de esta?

— Sí, ya está estable. Con el nuevo tratamiento se pondrá bien.

 

Thom se limpió las lágrimas, ya más calmado se acercó a su mamá y le acarició la cabellera grisácea. La boca de Francezka se hizo una sonrisa pequeña e intentó decir unas palabras que terminaron siendo impulsos de aire de su garganta.  

 

— Está bien, no tienes que hablar.

 

Al mismo tiempo que Thom estaba con su madre, Damien dejaba todas las cosas personales de ella en el clóset. La asistente de enfermería estuvo pendiente y organizó los utensilios. A parte de eso, podría decirse que la hora de visitas que les dieron, consistió en verla dormitar.  

 

Ya una vez salieron, el doctor de nuevo explicó la situación con más detalles y dejó estipulado que era probable que la instancia de Franceska se alargara más de la semana que habían previsto. Todos estaban de acuerdo con dejarla los días necesarios para que estuviera bien. Una vez despachados del cuarto y dejados en la sala de espera, ya todos sabían que era hora de partir.

 

Quien comenzó la despedida fue Enzo, le dio un abrazo como sólo era él capaz de hacerlo y le demostró toda su voluntad de ayudarlo hasta las últimas consecuencias. El que reaccionó negativamente ante la despedida del vocalista, no fue otro que Dylan que secundó la moción con angustia. No pudo ser más evidente su pelea cuando después de despedirse de Damien, Enzo ignoró a Dylan y siguió derecho.

 

— Dylan espera. — Damien lo tomó del brazo evitando que se fuera corriendo. — ¿Qué pasó entre ustedes?

— Es difícil de explicar, después hablamos, lo siento.

 

Quitó su brazo con agresividad y se fue corriendo detrás de Enzo. Damien lo miró con un gesto confuso y él también se sentía igual. Había estado en una guerra fría al comienzo de la visita, pero ahora eso era inexplicable. Lo único que pudo pensar fue en el embarazo de la novia de Dylan; había pasado tanto y no parecía haber ido a mayores que pensó en olvidar el tema, pero ahora era notorio que lo que había salido mal, los terminó hiriendo a los dos terriblemente.

 

***

 

Hacía casi dos semanas que su madre estaba en observación., la mejora era notable, sin embargo no descartaban una recaída y seguían  teniéndola vigilada. Lo cierto es que el estado era tranquilizador, ya hablaba, se reía, daba pequeños paseos por el cuarto, se notaba la vitalidad. De vez en cuando tenía un entumecimiento en las piernas muy doloroso, pero era manejable.

 

Para Thom las visistas se hicieron cada vez menos estresantes. El alma había vuelto al cuerpo desde el instante que su madre pudo hablar hacía una semana. Ahora si estaba totalmente seguro que Franceska los acompañaría otro poco en sus vidas.

 

El último día en observación y que ya la trasladarían al cuarto hizo una petición extraña. Le pidió a todos que la dejaran sola con Damien. La razón para hacerlo era totalmente desconocida, no obstante nadie estaba en condiciones de negarle algo. Todos evacuaron el cuarto y quedaron ellos solos.

 

Damien estaba nervioso, pensó que era algún tipo de ajuste de cuentas. Se sentó en el sillón que quedaba al lado de la camilla y esperó a que la viejita tomara fuerzas para hablar.

 

— Ya mis días están contados Damien.

— No diga es…

— Déjame hablar.

 

El dulce tono con el que se caracterizaba la voz de Franceska, se tiñó de una dureza y bajó unos decibeles hasta dejarla en igualdad de condiciones a la imponencia de un trueno.

 

— Todos sabíamos que esta enfermedad me iba a matar algún día y ya estoy sintiendo que este es el límite. No voy a negar que me he estado sintiendo muy bien estos días, mucho mejor de lo que me he sentido en meses, pero soy realista. No estoy curada, nunca voy a estarlo y cada vez es más complicado manejar esta enfermedad.   

— Estás diciendo esto por la impresión de este incidente, pero estarás bien. Nadie dice que la diabetes desaparecerá, pero si está bien tratada es…

— Damien, lo que quería hablar contigo no es sobre como siento que me estoy muriendo, eso cualquiera puede saberlo sólo con verme; lo que realmente quiero hablar contigo es sobre Thom.

 

A sabiendas de que era ciega, sus ojos se posaron en alguna parte de la cara de Damien; teniendo claro el efecto intensificador que tenía su mirada en el otro.

 

— Yo sé que si me muero, Thom no lo va aguantar. Ha estado dependiendo de mí para sentirse vivo durante prácticamente toda su vida. Ya sabes la historia con mi difunto marido, nada fue fácil para nosotros, pero no creo que sea justo que Thom siga pensando que tiene que inmolarse por mí. Así que cuando llegue el día de mi muerte, quiero que por favor cuides a Thom. Yo he estado ahorrando todos estos años preparándome para el día que siento que ya va a llegar, quiero que mis ahorros sean para ayudarle a Thom a mudarse a otro lado. No quiero que siga viviendo en esa casa cuando yo me muera, porque sé que no dudará en seguir mis pasos poco después.

— ¡No digas eso! Él no sería capaz de suicidarse.

— Entonces no lo conoces bien. Escucha, te lo estoy diciendo porque sé que eres después de mí, el apoyo más importante que tiene mi hijo. Él renunció incluso a volverse a enamorar, a tener una pareja, sólo para no dejarme a mí. Pero se arriesgó a tenerte como amigo, como su mejor amigo, porque sabe que no lo vas a abandonar y no me tiene que abandonar para estar contigo.

 

Damien estaba sin palabras, estaba recibiendo el testamento de Francezka justo cuando todos celebraban su mejoría. Trató de construir un discurso que contradijera todo lo que la anciana había dicho, para al final descubrir que su boca estaba vacía. Se revolvió en su asiento y se acomodó colocando sus codos en sus piernas y bajando la cabeza.

 

— Nunca dejaré a Thom solo, lo prometo Francezcka, pero prométeme tú a mí que te esforzarás para seguir viviendo.

— No puedo asegurarte nada. Ya no depende de mí.

 

En la mirada de Damien apareció la angustia más pura, esta dio un paseo de unos segundos y después fue despachada. No existiría nadie que se sienta bien con palabras como las anteriores, ni tampoco existiría alguien que se sienta bien con una responsabilidad tan grande como la vida.

 

Sintió que para no ser una conversación muy larga, el tiempo que consumió fue mucho. Después de diez minutos de silencio luego de acabar con la charla, uno de los guardias le comentó que ya se habían acabado las horas de visita.

 

Cuando salió del cuarto se dio cuenta que ya nadie lo esperaba, seguramente todos estuvieran en la sala de espera. Caminó con pesadez y sintió un impulso de salir corriendo hacia algún lado que no estuviera cerca de allí. Sintió miedo y desconsuelo por las palabras de esa mujer, y no sólo eso, sino saber que tenía razón cuando decía que sin ella Thom se moriría fácilmente.

 

Si ella se iba, era casi perder automáticamente a Thom con ella y no podría aguantarlo. Sintió pena de sí mismo.

 

***

 

Estaba tomando un café, se había cansado de estar sentado así que decidió darse una vuelta mientras comía. Pronto tendría dolores en los pies al igual que su madre si seguía tanto tiempo en la misma posición. La circulación le agradeció el cambio y se puso a deambular por el pasillo.

 

Enzo y Dylan se habían desaparecido unos minutos después de ser despachados por su madre del cuarto. Estaba muy preocupado por ellos, por la banda, por el futuro. La cabeza le dolía mucho y sabía que era por las pocas horas de sueño de esas semanas.

 

Después de avanzar unos metros se encontró con Damian que bajaba las escaleras.

 

— ¿Cómo te fue con mi mamá?

— Bien…

 

El poco dinamismo con el que habló, le despertó todas las alarmas.

 

 ¿Qué te dijo? Damien…

— Vayamos a otro lugar a hablar, por favor.

 

Los dos se encaminaron de nuevo hacia la cafetería del hospital y escogieron un lugar al lado de la ventana. Damien tomó un sorbo de agua y en vez de sentarse, se recostó en el ventanal. Su mirada se perdió en algún punto, hubo un silencio incómodo que duró unos segundos. Al parecer sólo tenía permitido Damien, romperlo.

 

— ¿Qué has pensado de la universidad, Thom?

— Quiero entrar a estudiar.

 

Damien tomó otro sorbo de agua y le sonrió de nuevo al ventanal como si este fuera alguien muy querido.

 

— Vamos a llenar los formularios para el próximo semestre, tienes que entrar.

— Sí, eso quiero. Damien… Pasó algo ¿verdad?

— Claro, siempre pasa algo ¿No crees? Pero si tu pregunta es por qué estoy hablando repentinamente sobre esto, es sencillamente que no quiero que Franceska se vaya sin verte triunfando en algo. Porque yo sé, que tú no esperas nada de tu carrera como músico.  Incluso yo también dudo sobre este camino.


No recibió en ningún momento la mirada de Damien y se sintió desprotegido. Ya podía darse una idea de lo grave que fue la conversación con su madre como para que este se mostrara tan melancólico. Podía ver el reflejo de Damien en el vidrio y los ojos que aguantaban con entereza las ganas de llorar, la sonrisa que sólo transmitía una tristeza más grande y todo eso le comunicó el peor mensaje que en su cabeza se pudo gestar.

 

viernes, 11 de diciembre de 2015

[Con tan sólo un paso] Capítulo 16 - Concierto


16

Cedric

 
«Concierto»
 
 
Después de la cita, no volvieron a hablar. Se resignó luego de intentar contactarlo varias veces, siempre colgaba el teléfono en el primer timbre. Debería ser él quien estuviera enojado, después de todo sabía cómo se sentía y se ponía deliberadamente a tentarlo para que lo atacara. No cualquier persona se hubiese controlado como él lo hizo en ese momento.
 
Las ganas de besarlo y follarlo tan duro como pudiese eran tan desesperantes que la última oportunidad que tuvo de volverse un criminal, la desechó siendo decente con Perséfone. Estaba muy borracho, al final si era verdad que lo del licor no era lo suyo.
 
La única oportunidad que tendría de verlo sería en el concierto. Ese juego de frío y caliente con Perséfone lo tenía cansado, pero su habilidad como artista no se discutía de ninguna manera y su amor por la banda no tendría por qué verse afectada por los incidentes producidos por un irresponsable. Así que decidió que como fan que era quería apoyar, pero como un extraño iba a mantener a Perséfone en una línea que no resultara de tan fácil acceso.
 
Estaba confundido por la actitud de Perséfone y por más que tuviera autocontrol no por ello desconocía las veces que estuvo tentado a hacer una locura. Las acciones que se malinterpretaron esa noche ascendían a lo incontable y tuvo que demostrar la paciencia que jamás había tenido que demostrarle a alguien. Pero ese no fue su problema, en honor a la verdad, lo más desconcertante de la noche fue conocer esa faceta tan molesta de ese hombre.
 
Para qué iba a decirse mentiras, estaba acostumbrado a las personas caprichosas y a ceder ante ellas, no obstante llegar al nivel de Perséfone lo hacía un cataclismo. Lo había escuchado aspirar profundamente cuando se recostó en su pecho y eso lo emocionó sin duda, pero en diez segundos estaba encerrado en el baño sin dar respuesta hasta media hora después. Sin contar todos los cambios de ánimo anteriores. Se veía desde donde estaba como alguien calmado y analítico, ahora se daba cuenta que no podía estar más lejos de la realidad. Se sintió extraño cuando se dio cuenta que a pesar de estar nervioso se comportó como alguien más relajado de lo que esperaba.
 
Una parte de él tenía ese instinto masoquista de querer estar con alguien caprichoso, y entendió que había un límite que no había que cruzar. No toda la gente es adecuada y no quería seguir mancillando la imagen que ya había idealizado de Perséfone. Era el sentimiento contradictorio de quererlo conocer más y a la vez no, para poder rellenar los espacios en blanco con conceptos que consideraría que lo enaltecerían más.
 
Mañana era el día de rellenar esos espacios amargos de su personalidad con su actuación perfecta en el escenario.
***
 
Si había quinientas personas, era poco. La fila alrededor del teatro casi daba la vuelta a la manzana. Había jurado que no eran tantos, pero se sorprendió al verse hundido en ese mar de personas. Ya faltaban escasos veinte minutos para que abrieran las puertas y gracias a su no muy planeada ruta estaba entre los últimos. Se suponía que llegaría a las diez de la mañana para hacer la fila, pero desgraciadamente por culpa de varios improvistos, entre ellos despertarse tarde, llegó a las cuatro de la tarde a la fila.
 
No había quedado de encontrarse con ninguno de los amigos del foro para ir al concierto, no supo muy bien por qué no tenía ganas de sentirse que estaba compartiendo y se estaba difuminando entre todo el mundo. Ahí estaba él solo, en medio de una multitud, pero solo al fin de al cabo.
 
Entre sus cavilaciones, llegó la hora de la función. Las puertas se abrieron y el griterío por entrar se fue pasando de voz a voz cuando comenzaron a moverse. Cuando al fin dio la vuelta a la manzana y logró vislumbrar la entrada del teatro, cayó en cuenta que había dos filas, eso le pareció extraño ya que se suponía que no había vip.  Luego le explicaron que aquellos que habían comprado la boleta hoy tenían la condición de entrar de últimas.
 
Mientras esperaba que fuera su turno de entrar, escuchó su nombre en alguna parte de la fila del frente. Con insistencia se irguió para ver quién era y una mano pequeña al fondo se agitaba. Un presentimiento le dijo que debía ser «Alisson/Hades» la primera amiga que hizo en el foro y con la que seguían en contacto. Llevaban chateando desde ese entonces y no habían acordado ninguna cita para el concierto ya que ella siempre estuvo diciendo que no estaba segura de poder asistir.
 
— Cedric, me alegro verte, pensé que me tocaba estar en el concierto sola. Me dijeron que hay sobrecupo y a los que compramos la boleta hoy nos toca ir a unos palcos del segundo piso.
— Entonces sigues estando sola, porque tengo lugar en el primer piso.
— Te da igual ¿No? Estás casi de últimas. Vamos no seas malo.
— Alisson… yo quiero estar...
 
Se interrumpió a sí mismo, para después darse cuenta que era una estupidez querer estar en el primer piso para tener la posibilidad de ver a Perséfone. Era cierto, le daba igual estar donde sea, después de todo así lo viera estaría ignorándolo.
 
— Vale, ya ganaste, está bien, me voy contigo al segundo piso.
— ¡Genial! Entonces deja la fila y ven conmigo.
— ¿Y tu novio?
— Él no pudo venir, pero te manda saludes.
— Vale, gracias.
 
Se dejó arrastrar por Alisson e ingresó a la fila para el segundo piso. Ella le agradeció al chico que le había guardado puesto y se excusó por meterlo en la fila.
 
— Nunca pensé que el día de estar haciendo fila para un concierto de TUA haya llegado tan rápido.
— Yo no tuve que esperar mucho.
— Ya lo sé, don novato.
 
Alisson era una chica que mediría alrededor de 165 cm, era muy delgada y tenía un cabello castaño oscuro en un corte recto que estaba a la altura de los hombros. En ese momento ostentaba poseer una camiseta que había diseñado ella misma desde que se enteró del concierto. Tenía un color gris oscuro, con un letrero que decía: «I come frome the underworld». Aun siendo sencilla, le había gustado él hubiese querido tener algo parecido, pero su ropa era tan normal como si fuera cualquier otro día menos el concierto de TUA.
 
Los gritos descontrolados de Alisson lo calmaron, paradójicamente. Quizás estar contagiado por el sentimiento más primitivo de un fanático, era el antídoto más fácil para curar toda la posible malinterpretación de su cita con Perséfone. Por supuesto que no le había contado nada a nadie, ni siquiera había hablado con Thanatos Nightmare, que por razones que desconocía había dejado de conectarse al foro desde el mismo día que tuvo la cita con Perséfone.
 
— Últimamente con mi novio hemos estado yendo a unos toques de otra banda, estaba pensando en invitarte pero nunca estás disponible cuando van a tocar.
— Tal vez el destino  quiere que sea fiel a TUA.
— Y no me malinterpretes, que yo también soy fiel, pero esta banda que te digo es buena en verdad. 
— Vale, avísame con tiempo para ir.
— Eso me gusta. Mira, escucha esta canción.
 
Los audífonos de Alisson llegaron a sus oídos gracias a ella saltando y tratando de alcanzarlo. Él se agachó siendo condescendiente con la poca estatura de la chica. La primera impresión que le dio la canción era de violencia. Era un ataque tras otro tanto con la letra como con el ritmo tan poderoso. Eran buenos, en eso no estaba mintiendo Alisson, pero no lo interpeló de ninguna manera la melodía. Probablemente si esa canción estuviera en su reproductor, sería de aquellas canciones que la gente mete cuando está en la etapa inicial de gusto, pero al final termina reproduciendo las mismas tres canciones de siempre.
 
— ¿Y? ¿Qué opinas?
— Es buena, aunque el cantante no me gusta mucho.
— Es joven, aprenderá a manejar su voz. También canta una chica en la banda, sólo que lo hace en unas pocas canciones. No tengo ninguna aquí, pero creo que te gustarían.
— No podré decirlo hasta escucharla.
— Confía en mí.
— Vale, vale.
 
Alisson siempre tenía tema para rellenar el tiempo que hacía falta para poder entrar al teatro. Ya la fila en donde estaba se acababa y eso sólo mostraba que pronto sería su turno. Un señor de logística empezó a organizarlos y dio las instrucciones del teatro. Lo mismo de siempre, nada de armas, alcohol, drogas ni comida. A Alisson le avisaron que tendrían que confiscarle su cinturón del taches, pero ella no se molestó; una parte presentía que iba a ser así.
 
Después de cuarenta minutos, el momento más esperado había llegado. Estaban en el palco medio, la vista no era mala, pero la movilidad era terrible. Tenían prohibido saltar, pogos, movimientos bruscos, todo por miedo de que alguien cayera. A lo mucho estarían unas setenta personas allá arriba, y como se veía el público del primer piso, era impresionante.
 
Si estaba pensado para trecientas personas, podían jurar que estaban doblando el número. Algunas cabezas se veían sobresalir de vez en cuando porque saltaban  para tratar de ver la tarima.  En ese momento Cedric se alegró de estar en el segundo piso.
 
 — ¿En qué momento se hicieron tan populares?
 
Alisson estaba conmovida era como ver a sus bebés crecer o algo así. Pero era cierto, en los toques en los bares nunca se había pensado que la banda ya tuviera esa proyección. No hacía más de seis meses podría decirse que eran unos don nadie y quizás lo siguieran siendo, pero eran seiscientas personas menos don nadie que otros.
 
Estuvieron hablando de sus impresiones sobre el teatro y la logística. No se sintieron propiamente bien, pero no era un mal lugar. Las luces se fueron apagando y se escuchó la máquina de humo empezar a soltar los primeros chorros. Los gritos del público retumbaron de una manera que no había sentido antes. Realmente las personas estaban sacando todo lo que tenían en los pulmones en ese momento.  
 
El juego de iluminación de la tarima había mejorado mucho, como era de esperarse de un teatro. No salió nadie a pesar de escucharse el bajo con toda su potencia y eso impacientaba más a la gente, era como golpearle el vidrio a una pecera sólo por diversión de asustar a los peces.
 
Se alegró de nuevo de estar en el segundo piso cuando vio esos quinientos cuerpos empujarse contra la baranda de seguridad que habían colocado al frente. Fueron ellos los que primeron entendieron que ya empezaba a salir Hades gritando mientras el bajo estaba más arriba de sus hombros. No escuchó bien lo que dijo pero los de las primeras filas comenzaron a casi hiperventilar. Después consecutivamente los integrantes hicieron su aparición como era de costumbre, y una vez estuvieron todos en la tarima, Ares calló a la multitud.
 
— ¡Buenas noches gente!
 
La gritería que le contestó a Ares era igual de intensa a la que había intentado callar.
 
— Esta noche es muy especial para nosotros, por ver crecer nuestra banda a este punto. Nunca nos imaginamos que fuéramos a llenar hasta el palco. — Alzó la mano saludando a la gente del segundo piso. — Y por eso mismo quiero contarles varios acontecimientos que vamos a celebrar con este concierto. El primero, es que fuimos invitados a la estación de radio R**** para presentarnos como joven promesa.
 
No alcanzó a terminar y la gente ya estaba aplaudiendo y chiflando como locos. Todo el mundo estaba muy contento de sentirse cada vez parte de algo más grande.
 
— Gracias, lo segundo es que oficialmente estamos trabajando bajo el nombre de una disquera.
 
La gente saltaba y gritaba llenando el teatro de una euforia exagerada. En un momento, en tres años de un momento para otro las cosas eran totalmente distintas. Cedric no sintió el cambio tan abrupto como otras personas, pero definitivamente debió suponerlo cuando ya había tantas personas en el foro.
 
— Y por último, celebramos mucho que la mamá de Perséfone nos esté acompañando hoy.
 
Hubo un tiempo de respuesta de milisegundos hasta que todo el mundo gritara. Todos estaban mirando a su compañero pensando que la mamá de Perséfone fuera su vecina, pero obviamente no se encontraba allí. Salió detrás del telón y se acercó a Thanatos quien estaba más cerca de ella. Se vio claramente que la guiaba hasta el micrófono y le quitó la palabra a Enzo. Quizás otra persona estaría avergonzada de que su mamá estuviera en la tarima, frente a cientos de personas y sin saber qué iba a decir, pero se veía que Perséfone no era ese tipo de gente.
 
— Ustedes… — comenzó la señora a hablar. — muchos de ustedes se creen el fanático número uno de la banda, pero déjenme les digo, yo no vine a este concierto así de vieja como estoy sólo por mi hijo, es porque les gano a todos ustedes ¡Soy la fan número uno de aquí! ¡Disfruten desde el piso que yo estaré aquí en la tarima! — y su risa terminó lo que se suponía era un insulto o un reto.
 
Eso podía considerarse una afrenta, pero nadie lo tomó así. La gritería que le dieron a la mamá de Perséfone fue incluso más grande de la que había recibido la banda. La gente realmente estaba encantada con la señora y su energía; aumentaron la presión de sus gritos cuando Franzeska hizo el signo con su mano de que iba a estar «rockeando».
 
De nuevo Thanatos la llevó a su silla detrás del telón y se volvió a poner en posición. Oficialmente comenzó el concierto. Las luces se volvieron tenues y para cambiar, decidieron empezar con unos covers que habían hecho hace tiempo. Alisson no cabía de la dicha e incluso se agarró del brazo  de Cedric para saltar más alto.
 
La secuencialidad de las canciones fue muy al azar, pero a nadie le importaba. Se sentía totalmente diferente a las veces anteriores, la calidad del sonido, la multitud, la iluminación, el espacio en la tarima, todo. Cedric estaba saltando sin poder sobrepasarse ya que de por sí era alto, seguramente rompería el techo si saltaba a toda potencia.
 
Llegaron a la mitad del concierto y hubo una pausa inesperada apenas se acabó la canción que estaban tocando. Volvieron a encender las luces y la banda dejó sus instrumentos en el piso. Todo el mundo pensó que había pasado algo, pero al poco rato sólo salieron Ares con Perséfone y una guitarra acústica.
 
  Esta canción es nueva. Queremos compartirla con ustedes y espero les guste.
 
Inesperadamente Perséfone tomó el micrófono, nunca había hecho eso.
 
— Esta es una canción que no tiene mucho que ver con el trabajo que hemos venido haciendo, esto incluso no es rock, pero queríamos compartirla con ustedes.
 
La gente aplaudió y los vio acomodarse a cada uno en su lugar. Perséfone se sentó en una butaca y Ares se quedó de pie. Los primeros acordes fueron graves y fueron acelerando hasta quedar con un ritmo promedio para las baladas. Enzo empezó a cantar y todo el mundo comenzó a balancear las manos de un lado para el otro. Cuando llegaron a la segunda estrofa, Cedric sintió como si esa canción estuviera dedicada a él, quería negar cualquier tipo de posibilidad, pero no había mucho lugar a malinterpretaciones.
 
«Lo más difícil de estar a tu lado es saber que dejaré de ser yo mismo
Lo más difícil de no estar a tu lado es que tampoco lo seré
Pero quiero que sepas, que hay una fuerza que no puedo dominar
Esa fuerza se encuentra en tus ojos,
 Tan azules como el mar y tan profundos como el cielo
Perdóname si no soy lo que esperabas que fuera
Después de todo… soy un cobarde»
 
Sus ojos se aguaron pensando que tal vez era cuestión de darle otra oportunidad, que no era tan malo ese juego que estaba siendo muy exigente con él. Era un ser humano como cualquier otro, y sus defectos eran parte de él. Esa canción lo superó. En verdad quería a ese idiota.
 
Alisson se contagió de su sentimentalismo y también lloró con él. Ella se recostó contra su brazo y él le palmeó la cabeza. Se quedaron así durante toda la canción. Cuando se acabó el último acorde, la gente aplaudió y chifló, nadie gritó, al parecer a nadie le nació hacerlo, no era el mismo ambiente que antes de la canción.
 
Poco después volvieron a las mismas canciones de siempre y el concierto se alargó mucho más de lo esperado. Nadie midió el tiempo y al parecer ni el hecho que se les acabara el repertorio dejaba a nadie descansar. Habían pasado tres horas y la gente quería más, pero la banda ya había acabado.
 
Después de tres encore  Enzo fue quien dio por terminado el concierto. Tenía el cuerpo entumido, había hecho lo posible por enloquecerse pero el poco espacio no era propicio. Alisson se recostaba contra él como un pequeño koala y rogaba porque la cargara. Ella estaba peor de entumida porque tuvo que saltar mucho más para poder ver bien.
 
— Creo que no me podré mover en diez años. Estoy muerta.
— Me duelen los pulmones, no sabía que eso pasaba después de gritar tanto.
 
Cuando se fueron a dar la vuelta para salir, se encontraron con los señores de logística pidiéndoles paciencia que debía desocupar por orden el lugar y ellos debían esperar a que la entrada del teatro se despejara. Los tuvieron en el pasillo del segundo piso que conectaba con las escaleras.
 
Alisson comenzó a hacer bromas tontas con Cedric, pero el cansancio hacía que en verdad le hicieran gracia. Llegó a un momento que no pudo contener la risa y se salieron unas carcajadas ahogadas por el dolor en los pulmones. Ella comenzó a jalar de sus mangas molestándolo y él no podía dejar de reír.
 
Después de veinte minutos la gente comenzó a bajar las escaleras y ellos los siguieron. Alisson seguía bromeando y Cedric estaba encantado con los chistes que hacía. Cuando llegaron al primer piso, Cedric por instinto volteó a mirar a las puertas del teatro del primer piso y vio a Perséfone en el medio de la sala. Estaba rodeado por unos cuantos fanáticos que también se habían dado cuenta que Perséfone había bajado de la tarima y lo estaban acosando.
 
Detuvo su paso un minuto teniendo un debate interno sobre si ir con él o no. Al parecer Alisson todavía no se había dado cuenta y por eso seguía insistiendo que deberían salir ya. Alisson le agarró de la manga y lo fue arrastrando, en ese momento de camaradería, fue que se encontraron sus miradas. Perséfone se había percatado de él incluso en la pequeña multitud. Lo vio con intención de alzar el brazo para saludarlo y le dio miedo. No quería que nadie supiera que los dos se conocían por fuera de los ámbitos artísticos y decidió voltearse rápidamente e irse riendo con Alisson que aún no se había percatado de nada.
 
Aunque hubiese querido olvidar la cara de sorpresa que puso Perséfone cuando lo ignoró, obviamente no pudo. Se sintió terrible, pero eso era por el mayor bien de los dos. Era indebido que la gente se fuera aprovechar de él por la “cercanía” con el guitarrista y tampoco era beneficioso para Perséfone. Ya  había tenido problemas en el trabajo, incluso él ya había ido a la sala de ensayos, era mejor parar ahí.   
 
Sacó su celular y le mandó un mensaje, era todo lo que podía hacer por esa noche.
 
«Thom… gracias por la canción.»